A
veces , cuando nos sentimos cansados de superar los continuos
obstáculos que nos vamos encontrando en el día a día en nuestro
trabajo, nos puede ayudar el aferrarnos a las cosas buenas que
indudablemente tiene. Siempre he presumido de realizar uno de los
trabajos más bonitos que existen, el de médico, y aunque a veces
parece que todo a mi alrededor se pone en contra, siempre existe un
motivo para seguir en la brecha: el paciente. No es un tópico y no
pretendo hacer la pelota a nadie. Por supuesto, que no todos son
iguales y te encuentras con algún garbanzo negro en el camino, pero
gracias a dios esto es excepcional.
Pero
además el otorrino tiene la desgracia y la fortuna de tratar con un
tipo de paciente muy especial, el enfermo laringectomizado. La
persona que sufre la pérdida de la laringe y por tanto de la
capacidad que más lo define como ser humano, la capacidad de
comunicarse con otros. Y es una desgracia ver como todavía, la
muchas veces sobrevalorada medicina moderna, sigue en demasiados
pacientes recurriendo a procedimientos que se realizaban a principios
del siglo XX. Procedimientos terriblemente mutilantes y agresivos.
Pero lo que quiero aquí es destacar el privilegio de compartir con
ellos la experiencia límite que supone saber que tienes un cáncer y
que su solución, y no siempre curativa, es la de quitarles su voz. A
todos sorprende, incluso a su propia familia, la capacidad que tienen
estos pacientes para superar este terrible trance. Ver como al
principio, cuando les dices que tienen un tumor maligno en la laringe
y que es preciso quitársela, su desconcierto, su negación de la
realidad. El miedo que sienten poco después de operarles ante una
situación tan frustrante. Pero finalmente, a medida que pasa el
tiempo, su inquebrantable deseo de vivir, de volver a ser ellos
mismos, de volver a hablar.
Muchas
veces me pregunto si yo tendría el coraje para luchar como ellos lo
hacen. Son el espejo al que de vez en cuando nos tenemos que mirar
para valorar que es lo que realmente tiene o no tiene importancia.
Cual es el sentido de nuestra vida, de nuestro trabajo. Por ellos
estamos aquí y sólo les debemos gratitud. Simplemente gracias por
amar la vida.