miércoles, 7 de noviembre de 2012

"La Reclamación" (capítulo I)

Hoy un paciente me ha puesto una reclamación. Un paciente impaciente ya que la causa ha sido verle con un retraso de una hora. Supongo que yo habría hecho lo mismo pero a la media hora. No más tarde. A veces me veo a mi mismo esperando en hacienda o en el ayuntamiento a ser atendido, comiéndome las uñas sin parar de mirar al reloj hasta que me llaman. Tengo que reconocerlo, entiendo perfectamente porque se llaman "pacientes".

Cuando entró su comportamiento no fue muy hosco, ya que como casi siempre su enfado lo exteriorizó antes con la enfermera de la consulta que pide los volantes. No creo que lo mejor en estas situaciones sea justificarse, pero en este caso quería que el paciente supiese el motivo del retraso. El era el 38º paciente de una mañana que comenzó a las 9 horas, y en la que todavía no había podido levantar el culo de la silla (salvo para explorar a los pacientes). Cuando entró eran las 2 de la tarde. Le mostré el listado de la mañana para que viese el montón de enfermos que había visto, e incluso como muchos pacientes se les citaba a la misma hora. Debió entender, y creo que entendió bien, que estaba hasta las pelotas y que si pudiese bajaría yo mismo a hacer la reclamación. Pues ni corto ni perezoso bajó y me la puso. Ahora a ver que cuento.

A veces pienso que podía ser peor. Podrían obligarnos en cada visita a rellenar dos folios, impresos o este tipo de cosas que tanto les gusta para justificar no se que historia de la "calidad de la atención al paciente" o similar. Mejor dejarlo y no darles ideas. Pero pregunto, ¿alguien puede pensar que se puede atender correctamente a un  paciente en 7,5 minutos?.

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