Cuando la gerencia nos comunicó que a
partir de un determinado mes no iba a pagarnos más la manutención
del día de guardia la indignación entre los médicos fue total. Nos
parecía de una racanería supina. Una forma muy poco elegante de
ahorrarse unos euros. Como ocurre con todas estas imposiciones la
única opción que te queda es, ya sabes, “ajo y agua”. Sin
embargo, muchos comenzaron a traer su comida de casa en un
tupperware, y junto con otros compañeros reunirse para comer en la
cafetería del hospital.
Gracias a esto la hora de la comida ya
no ha vuelto a ser la misma. Las mesas se llenan de recipientes de
plástico con auténticos manjares exquisitamente elaborados. Los
olores se mezclan en un ambiente distendido donde las conversaciones
ya no son acerca de los pacientes. La preparación de los platos, la
utilización de tal o cual especia, las técnicas de cocina más
novedosas han sustituido a tediosas conversaciones sobre un
medicamento o una nueva prueba diagnóstica. Los cirujanos ya no
presumen de sus habilidades manuales para extirpar una vesícula o
realizar una sutura dentro de la barriga del paciente, ahora lo hacen
de la importancia del tamaño de las burbujas al batir las claras
cuando hacen un suflé. Los internistas, como no podía ser de otra
manera, nos deleitan con recetas interminables donde detallan el
tiempo exacto de cada paso o los miligramos de cada uno de los
ingredientes. Los demás escuchamos atentamente los conocimientos
culinarios de nuestros compañeros, sin acordarnos ni siquiera de los
aburridos tiempos pasados.
Tengo miedo a que la gerencia se de
cuenta de que nuestras detestadas guardias se han convertido en un
día anhelado por todos nosotros. Porque si es así, es probable que
pronto nos hagan pagar por ir hacer la guardia. La verdad es que nos
quejamos de vicio.
Que extraños somos los humanos...
ResponderEliminarNos van dando todas del mismo lado y aún tenemos arrestos para buscar el lado bueno de cada situación.
Claro, que corréis el riesgo de que se den cuenta y os vuelvan a dar la comida sólo por fastidiaros las tertulias gastronómicas.
Sea como sea, es bueno que siga habiendo gente como tú, que se lo curre y busque el lado "Baloo" de la vida.
Abrazos