Cuando
acudimos a cualquier servicio público, ya sea la sanidad, la
justicia, o cualquier otro, no es raro que nos sintamos decepcionados
de la atención que se nos presta por parte de las personas que están
de cara al público. Muchas veces, además, consideramos que no nos
ofrecen lo que por otra parte consideramos que es nuestro derecho, ya
que como decimos, “oiga!, es que yo le pago con mis impuestos”.
Sin entrar a valorar el derecho o no de las personas a sus demandas e
incluso a la sensatez de sus peticiones, lo que aquí pretendo es, a
mi entender, decir qué procedimiento debe seguir cualquier persona
para conseguir lo que quiera de la administración, sea cual sea su
requerimiento. Al menos esto es lo que pasa en la sanidad, y me
imagino que ocurra lo mismo en el resto.
La
conducta a seguir se puede resumir en tres palabras: “montar el
pollo”. Existen lo que “ellos” llaman “reclamaciones
administrativas” para trasladar el descontento de los usuarios con
la atención recibida, pero no nos engañemos, las han creado “ellos”
y no sirven para nada. Pongamos por ejemplo un paciente que ha sido
atendido en urgencias y al ser dado de alta desea ser llevado a casa
en ambulancia. Si el médico que le vio no lo considera necesario,
intentará exponer con mayor o menor éxito las razones para no
hacerlo. Se referirá al buen estado de salud del paciente, al coste
que supone, a las recomendaciones, “circulares” y demás
sugerencias que periódicamente nos envían los jefes, o los jefes de
los jefes, o los jefes de los jefes de los jefes. Sin embargo, a
pesar de tu argumentación el paciente insiste, a veces con razón,
en demandar un servicio al que cree que tiene derecho. ¿Qué hacer
entonces para conseguirlo? Es bien fácil, “montar el pollo”.
Pero no un “quítame allá esas pajas”. No. Un POLLO con
mayúsculas.
Yo
soy de esos ingenuos que está convencido de que siempre debes apelar
a la amabilidad y comprensión de la gente. Y sinceramente creo que
este debería ser el camino para conseguir lo que crees es justo, lo
que mereces como usuario. Pero he visto tantas veces que cuando un
paciente no consigue lo que quiere, con sólo quejarse airadamente a
los jefes, o en nuestro caso a la dirección médica, esta cede a las pretensiones del paciente dejando
literalmente con el culo al aire al médico. Me imagino que con tal de evitar cualquier
mal rollo, mala prensa o lo que sea, les importa un carajo que al
médico que ha atendido al paciente y que ha intentado seguir sus
directrices se le pierda el afecto y el respeto por parte de los
pacientes. Después de esto es normal que uno sólo piense en colgar
el “fonendo” y mandarles a todos a hacer puñetas, que es lo que
se merecen. ¿Crees que tu médico debería hacerte un escáner?.
¿Que debería quitarte la vesícula u otra cosa de tu cuerpo?.
Móntales el pollo y conseguirás lo que quieres.
Dedicado
a mi cuñada, una experta en montar el pollo. !Ole tus cojones¡
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